Esta noche tengo la incontenible e insatisfecha necesidad de colgarme bocabajo. Más que colgarme como un murciélago desearía suspenderme inexplicablemente sobre mi cabeza sin apenas rozar el suelo. Me imaginaba hace un momento con la habilidad de un faquir haciendo el pino sobre mis manos por tiempo indefinido, sin sufrir el peso de mi cuerpo aunque sintiendo la presión de la gravedad sobre mi cerebro. Quisiera ser como un reloj de arena y que alguien tuviera la deferencia de darme la vuelta para empezar la cuenta otra vez, sin saber si es hacia atrás o hacia delante.
Necesito aligerar mis piernas que siento como de cemento, como postes kilométricos sin números marcados. Quisiera asentar mis ideas, comprimirlas porque son como golondrinas en un granero, caprichosas y revoltosas, carentes de sentido, impertinentes y sin disciplina ni sistema. Suben, bajan, vuelan en círculo, juegan unas con otras y no me sirven para nada, no me aportan más que mareo y dolor de cabeza, cansancio de sufrir el incesante aleteo. Bocabajo quizás se quedaran atrapadas contra el cráneo, atrapadas por su peso y así podría recogerlas una a una, liberar la mayoría y quedarme solo con las de espíritu bueno.
En conjunto soy un tosco árbol con el tronco confundido en las raíces, pesado, cada vez más y más grueso, cubierto por la corteza acumulada y el musgo,… Con una copa grande repleta de hojas continuamente agitadas por el viento, el incesante viento que me agota y me hace vivir como un adormilado árbol, cediendo a cada momento a la modorra del tiempo mientras por dentro crece árbol joven, no se si renacido o nuevo, como una simiente germinada en su propia savia que se desarrolla como un ser independiente.
Necesito aligerar mis piernas que siento como de cemento, como postes kilométricos sin números marcados. Quisiera asentar mis ideas, comprimirlas porque son como golondrinas en un granero, caprichosas y revoltosas, carentes de sentido, impertinentes y sin disciplina ni sistema. Suben, bajan, vuelan en círculo, juegan unas con otras y no me sirven para nada, no me aportan más que mareo y dolor de cabeza, cansancio de sufrir el incesante aleteo. Bocabajo quizás se quedaran atrapadas contra el cráneo, atrapadas por su peso y así podría recogerlas una a una, liberar la mayoría y quedarme solo con las de espíritu bueno.
En conjunto soy un tosco árbol con el tronco confundido en las raíces, pesado, cada vez más y más grueso, cubierto por la corteza acumulada y el musgo,… Con una copa grande repleta de hojas continuamente agitadas por el viento, el incesante viento que me agota y me hace vivir como un adormilado árbol, cediendo a cada momento a la modorra del tiempo mientras por dentro crece árbol joven, no se si renacido o nuevo, como una simiente germinada en su propia savia que se desarrolla como un ser independiente.
1 comentario:
Creo que a veces me he sentido asi,es como si necesitara resetearme y empezar desde cero,nuevo,limpio y vacio.
Pura poesia
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