JORNADA DE REFLEXIÓN

Tic, tac, tic, tac... Música para volar y el sonido de la lluvia llenan la casa, pero yo sólo oigo el incesante tic tac del tiempo presente, y a cada tic tac siento que se suspende... Irremediablemente hacia el pasado, inquietantemente desde el futuro, pero inevitablemente presente. Y dudas, dudas mudas que no saben formular la pregunta, oídos sordos, y llanto, risa, suspiros, quejidos, murmullos apagados, agolpados en cada latido que no siento. Y la impotencia de no saber, la desdeperación de no ver, la impaciencia y el miedo a no vivir. Y grito "no más" sin comprender de qué, sin poder formular un deseo que me haga surgir, que me saque de este goteo permanente de momentos suspendidos en la espera infinita, esta espera que no entiendo.
Sí, sigo siendo yo, pero se cerró un ciclo al que no consigo poner nombre y se abre otro que se me hace infinito e irracionalmente mío. Hoy se abre la ansiada jornada de reflexión previa a la partida, al inicio de un nuevo presente que no deja de ser el de siempre... mi propia vida que late, grita y se ahoga, buscando un lugar donde vivir, donde iniciar el impulso hacia ningún sitio.
Vuelvo a sentir dos seres dentro de mí, uno que grita, se angustia, se inquieta, se exaspera, necesita, no consigue, desea de manera abierta y trastornada.... y otro que no se inmuta, que retiene y se contiene, se cierra sobre sí mismo, tranquilo en la serena espera, espera... incompresible y desquiciante espera para mi otro yó que no sabe qué es lo que espera.