Hace poco lei algo que creo que debería ser debate obligatorio en todos los institutos de secundaria, cursos de preparación prematrimonial (incluidos los matrimonio civiles y parejas de hecho) y cursos de preparación al parto. Más concretamente, y para que todos lo lean, el “post” fue este:
http://www.carolacastillo.com/articulos/la-testosterona-vs-la-fuerza-femenina/
A decir verdad no estoy de acuerdo con el 100% de lo escrito, aunque casi, por eso creo que es material de primera para crear un debate, porque debajo de lo que aparenta un post light, dulzón y retrogrado, para mí hay un gran tema de reflexión y autocrítica, de autoevaluación social; un tema que se ha convertido en tabú con tanta bandera de liberación que hondeamos, una imposición que no sabemos de dónde viene pero que a mi modo de ver está creando una sociedad desequilibrada, social y emocionalmente.
No sé si a consecuencia de las guerras, de la liberación de la mujer mal comprendida, de un feminismo miliciano y rencoroso, de una necesidad social más (de esta sociedad enferma y desquiciada, por cierto), se ha creado el concepto de que la mujer no debe ser mujer sino “superwoman”. Guapas, delgadas, “inteligentes” (en una inteligencia que yo como pedagoga todavía no entiendo y me parece un invento), bien peinadas y maquilladas y vestidas (hasta en el estilo más hippie y casual esta casualidad ha de ser estudiada, combinada y atractiva), resolutivas, trabajadoras, exitosas en su trabajo, responsables, limpias, ordenadas, metódicas y espontaneas al mismo tiempo, independientes, autosuficientes, autosostenibles y autosustentables… ¿El hombre? Con que sea limpio en su higiene personal, cuidado con su ropa, trabaje y tenga una nomina, no sea alcohólico, ni mal-tratador ni drogadicto, ayude a poner la mesa, sepa echar el arroz tres delicias en el wok y empuje el carrito del bebe… más que suficiente,… eso sí, al igual que la mujer tiene que ser “autotodo”, el hombre ha de ser “desechable”. Si ya hasta se le ha liberado de ser buenos amantes gracias al divorcio y los consoladores, vibradores, bolas chinas, bisexualidad selectiva, los jueves con las amigas a lo Jessica Parker, el yoga y las horas de carga de trabajo que no dejan muchas fuerzas… hasta de eso se les ha liberado. El papel del hombre en la sociedad, la familia y la perspectiva de la mujer es “temporal” para cubrir una función de satisfacción conyugal, la maternidad, y una relativa y prudentemente prescrita presencia masculina en la crianza del infante… Después es prescindible e incluso molesto.
Recuerdo que la primera vez que fui a Venezuela me impresionó muchísimo, me quedé “admirada” de la fuerza de la mujer venezolana, que según he visto y he ido conociendo es la fuerza en general de la mujer latinoamericana, una mujer con tremendo carácter y personalidad, fuertes, luchadoras, madres y padres a la vez, capaces de criar dos, tres, cuatro hijos, trabajar incluso en dos trabajos al mismo tiempo, llevar la casa, de tener una vida social más que considerable y aun así tener tiempo para estar guapas, peinadas, con la manicura y la pedicura hechas, y sacar hasta dinero para “hacerse las lolas” (mamoplastia) y hasta ganas de medio acoger a los “débiles perdedores masculinos de la familia” (padres, hermanos, hijos…).
En aquél viaje yo comentaba que en España esta era la tendencia, pero que no le llegábamos ni a la suela del zapato. Unos años más tarde seguimos con esta tendencia aunque aun no le llegamos ni al empeine, pero ya no me provoca admiración ninguna, sino miedo, como quien abre los ojos después de mirar una caricatura de los propios defectos y es capaz de reconocerse.
No criamos mujeres y hombres, sino niñas y niños destinados a ser imperfectos y medio frustrados “superwomans” y “peterpanes”, incompletos de todas formas pero incapaces de complementarse y darse nada de manera sana y adulta, y es que nosotros mismos hace mucho que olvidamos como hacerlo. Ahora esa admiración se ha vuelto frustración e impotencia de esta seudosuperwoman que es incapaz de ver qué hacer, y mucho menos de cómo hacerlo.
http://www.carolacastillo.com/articulos/la-testosterona-vs-la-fuerza-femenina/
A decir verdad no estoy de acuerdo con el 100% de lo escrito, aunque casi, por eso creo que es material de primera para crear un debate, porque debajo de lo que aparenta un post light, dulzón y retrogrado, para mí hay un gran tema de reflexión y autocrítica, de autoevaluación social; un tema que se ha convertido en tabú con tanta bandera de liberación que hondeamos, una imposición que no sabemos de dónde viene pero que a mi modo de ver está creando una sociedad desequilibrada, social y emocionalmente.
No sé si a consecuencia de las guerras, de la liberación de la mujer mal comprendida, de un feminismo miliciano y rencoroso, de una necesidad social más (de esta sociedad enferma y desquiciada, por cierto), se ha creado el concepto de que la mujer no debe ser mujer sino “superwoman”. Guapas, delgadas, “inteligentes” (en una inteligencia que yo como pedagoga todavía no entiendo y me parece un invento), bien peinadas y maquilladas y vestidas (hasta en el estilo más hippie y casual esta casualidad ha de ser estudiada, combinada y atractiva), resolutivas, trabajadoras, exitosas en su trabajo, responsables, limpias, ordenadas, metódicas y espontaneas al mismo tiempo, independientes, autosuficientes, autosostenibles y autosustentables… ¿El hombre? Con que sea limpio en su higiene personal, cuidado con su ropa, trabaje y tenga una nomina, no sea alcohólico, ni mal-tratador ni drogadicto, ayude a poner la mesa, sepa echar el arroz tres delicias en el wok y empuje el carrito del bebe… más que suficiente,… eso sí, al igual que la mujer tiene que ser “autotodo”, el hombre ha de ser “desechable”. Si ya hasta se le ha liberado de ser buenos amantes gracias al divorcio y los consoladores, vibradores, bolas chinas, bisexualidad selectiva, los jueves con las amigas a lo Jessica Parker, el yoga y las horas de carga de trabajo que no dejan muchas fuerzas… hasta de eso se les ha liberado. El papel del hombre en la sociedad, la familia y la perspectiva de la mujer es “temporal” para cubrir una función de satisfacción conyugal, la maternidad, y una relativa y prudentemente prescrita presencia masculina en la crianza del infante… Después es prescindible e incluso molesto.
Recuerdo que la primera vez que fui a Venezuela me impresionó muchísimo, me quedé “admirada” de la fuerza de la mujer venezolana, que según he visto y he ido conociendo es la fuerza en general de la mujer latinoamericana, una mujer con tremendo carácter y personalidad, fuertes, luchadoras, madres y padres a la vez, capaces de criar dos, tres, cuatro hijos, trabajar incluso en dos trabajos al mismo tiempo, llevar la casa, de tener una vida social más que considerable y aun así tener tiempo para estar guapas, peinadas, con la manicura y la pedicura hechas, y sacar hasta dinero para “hacerse las lolas” (mamoplastia) y hasta ganas de medio acoger a los “débiles perdedores masculinos de la familia” (padres, hermanos, hijos…).
En aquél viaje yo comentaba que en España esta era la tendencia, pero que no le llegábamos ni a la suela del zapato. Unos años más tarde seguimos con esta tendencia aunque aun no le llegamos ni al empeine, pero ya no me provoca admiración ninguna, sino miedo, como quien abre los ojos después de mirar una caricatura de los propios defectos y es capaz de reconocerse.
No criamos mujeres y hombres, sino niñas y niños destinados a ser imperfectos y medio frustrados “superwomans” y “peterpanes”, incompletos de todas formas pero incapaces de complementarse y darse nada de manera sana y adulta, y es que nosotros mismos hace mucho que olvidamos como hacerlo. Ahora esa admiración se ha vuelto frustración e impotencia de esta seudosuperwoman que es incapaz de ver qué hacer, y mucho menos de cómo hacerlo.
2 comentarios:
doy fe de que el hombre realmente, se ha liberado de ser buen amante, etc..
De hecho, mi marido y yo, nos aburriamos tanto en la cama que nos hemos tenido que acabar comprando un vibrador para hacer la cosa un poco mas interesante.
Por si alguien esta interesada, el sitio donde me compre el vibrador se llama sexshopping y yo lo compre en su web, pero creo que tienen tienda fisica en Barcelona.
besos
Saludos superwoman, buen post,como siempre.
De acuerdo contigo en lo que dices, pero a mí esto de la mujer perfecta me recuerda a un machismo soterrado de independentismo femenino. En la sociedad en la que vivimos, la mujer a demás de serlo tiene que adornar. El papel del hombre siempre es más cómodo, por todo ello que dices, pero nos venden la imagen de mongólicos simplones con una parte femenina que "explotar"...vendiéndonos cremitas antiedad y otras mariconadas.
En mi opinión ambos nos hemos convertidos en residuos, una carga de culpabilidad más que nos hechamos a las espaldas. Como ves sigo perdiendo la fe en el Ser Humanano, o debería decir el Ser Consumista??
Publicar un comentario