domingo, 26 de octubre de 2008

FANTASMAS DEL PASADO


Había imaginado tantas veces cómo sería volver a verla y sin embargo no supo reaccionar cuando le vió llegar. El momento se le grabó en el alma como la primera vez que la vio hacía más de 15 años y se sintió por un momento enamorado, quizás no de ella, quizás de la intensidad, de sentirse de nuevo joven y radical, impulsivo,… vivo.
Más de quince años atrás él no sabía vestir otra cosa que no fueran vaqueros y camisetas, sentía que el mundo le retaba continuamente a hacer estupideces, a comerse la vida a bocados como si fuera un bocadillo de lomo con pimientos del piquillo, a veces se sentía el rey del mambo, la clave de la Era de Acuario, el protagonista de su propia película. Como todo el mundo en algún momento perdió el camino y se convirtió en el ser gris que era ahora, que disimulaba su propia miseria para no verla en el espejo, para convencerse a sí mismo que estaba consiguiendo todo lo que se había propuesto en la vida… Su trabajo tan prometedor con su propio despacho, su dúplex en una de las mejores zonas de la ciudad, un buen coche digno de envidia, una esposa guapa, inteligente y razonable, dos niños perfectos. No había sido fácil llegar, pero ahí estaba él, alcanzando la cumbre,… y sin embargo a solas en el cuarto de baño cada mañana se sentía tan desdichado e insatisfecho, a solas en el coche volviendo a casa cada tarde tan perdido y vacio, en silencio cada noche sintiéndose tan culpable por ver a sus hijos como fichas del Monopoly que tenía que conseguir para ganar la partida, por mirar a su mujer y preguntarse si alguna vez se había sentido enamorado de ese ser tan perfecto que estaba a su lado… Y ese sentimiento de culpa y ese martirio le hacía sentirse bien porque le hacía sentirse buena persona.
Y ahora estaba ahí, en la cafetería de la esquina donde todos los lunes y viernes se escapaba un rato a mirar por la ventana y preguntarse por las vidas de otra gente… Embobado mirando a esa chica, ya mujer, que estaba sentándose en la barra con alguna amiga o conocida. La reconoció al instante a pesar del tiempo y de los cambios. Había perdido la naturalidad de su pelo castaño despeinado o mal recogido, no le veía esa sonrisa abierta y contagiosa que una vez le volvió loco, se veía más segura en sus gestos, su mirada, su pose, y aun así se veía guapa, muy guapa. La reconoció al instante porque se lo dijo su corazón latiendo a 120 latidos por minuto, porque le subió la sangre a la cabeza y sintió que le fallaba la vista y el oído, porque aunque por fuera apenas si hubiera mutado el gesto, por dentro estaban explotando las Fallas y en su mente habían desaparecido más de quince años de un plumazo. Ella había sido su primera novia oficial, la primera que hizo dejar a sus amigos más de dos fines de semana seguidos y más de dos partidos de futbol de los domingos, la primera que le hizo pensar que algún día dejaría de tener 20 años, la primera que le hizo perder la cabeza y decir “te quiero”. Le pasaron mil recuerdos por delante en cuestión de segundos y se preguntó cómo pudo ser que un día esa relación le pareciera una condena.
Se había imaginado como sería volver a verla miles de veces, la mayoría en los últimos años, había imaginado tantos posibles encuentros que no entendía por qué se había quedado paralizado, porque se sentía tan torpe e inseguro. No sabía si acercarse y saludar y sin embargo algo le repetía una y otra vez en la cabeza que si no lo hacia se arrepentiría el resto de su vida. ¿Y si no se acordaba de él? ¿Cómo no se iba a acordar? ¡Habían compartido tres años de su vida! ¿Y si aún le guardaba algún reproche o algún rencor? Hubiera sido más sencillo cruzarse en la puerta de algún hotel, de frente en alguna gasolinera, que hubieran cruzado alguna llamada de casualidad por cuestiones de trabajo… Pero no, esta situación le obligaba a tomar la iniciativa premeditada de levantarse de su asiento, acercarse a la barra y decir su nombre… No era así como lo había imaginado.
Respiró profundo, apuró el café, se limpio los dientes con la lengua y enjuago el aliento con un poco de agua. Cerró los ojos, volvió a respirar profundo y se dirigió al par de chicas sentadas en la barra. Pensó en salir corriendo, modificar la trayectoria e ir al servicio a esconderse hasta que se hubieran ido, dar un rodeo y pagar el café al día siguiente… pero la otra chica ya lo había mirado, ya le había lanzado una mirada de “¿qué querrá el baboso éste?” que lo había dejado por los suelos y cualquier maniobra evasiva lo hubiera pintado como un pobre gilipollas.
Viendo que su acompañante miraba fijamente a alguien ella se giró y se topó de frente con el pasado. Por un segundo pareció paralizada, pareció ruborizarse, pareció que se le paró el tiempo, pero no puedo decirlo con seguridad porque reaccionó rápidamente pronunciando su nombre y sonriendo al decirlo.
Cruzaron unas cuantas frases de las que se pueden decir a los fantasmas del pasado, ¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo! ¿Qué haces por aquí? ¿Trabajas cerca? ¿Y qué hay de tu vida? Bueno, tengo que ir ya a la oficina ¿Sigues en contacto con alguno de los de antes? Me alegro un montón de verte, se te ve bien. Espero verte por aquí otro día y nos tomamos algo. Y se despidieron sin mirar atrás, con una sonrisa en los labios y una chispita en los ojos, no por haber visto a esa persona, sino porque por un segundo no habían pasado el tiempo, por un segundo aun tenían 20 años.

3 comentarios:

PB dijo...

Ohhhhh!¡he sentido emoción !

¡ Romántico , triste y bello !

Daniel García dijo...

Que bonito y que triste. Eres una artista.
Ya avisare de mis expos. Besos

CIUDADANO dijo...

VENDO SEAT IBIZA EN BUEN ESTADO...

NO, EN SERIO, MUY BUENO. CREO QUE TODXS LXS QUE HEMOS LEÍDO EL POST NOS HEMOS SENTIDO IDENTIFICADXS ALGUNA QUE OTRA VEZ.