jueves, 5 de noviembre de 2009
PRINCIPIO DE PRUDENCIA
Hace ya más de un año, escuchando la radio camino del trabajo escuché un principio al que se apela en las ciencias químicas, físicas y biológicas… el “Principio de Prudencia”. Según este principio, cuando uno no tiene un cierto grado de certeza sobre el resultado que pueda tener un experimento, este principio principal te dice que no lo hagas… por prudencia, como su propio nombre indica.
Supongo que este principio más de uno y más de dos se lo saltan a la torera y de manera más o menos encubierta, claro está, pero al menos existe y me agrado saber de su existencia.
La pena y lo doloroso es que este principio sólo se conozca o estudie en el ámbito de las ciencias naturales y experimentales (de laboratorio) y luzca por su ausencia en las ciencias sociales como la pedagogía, la economía o la política. Y es que en nombre de la “buena voluntad” y la pancarta de “no imaginamos que esto pudiera ocurrir” se han cometido verdaderas barbaridades, atrocidades y despropósitos… ¡y nadie es responsable!
Lo más increíble de este hecho es la gran permisividad social, excusadora y perdonadora en serie de estos crímenes y aberraciones simplemente porque “se equivocaron pero tenían buena intención”. Todo se consiente y todo se perdona, y esto ha dado lugar a un nuevo momento de “todo vale en nombre de los buenos propósitos” que si nos molestamos en mirar un poco bajo la superficie vemos que no sólo no lo son tanto sino que en general esconden con mayor o menor cuidado objetivos mezquinos de riqueza, poder o control… Tremendo.
Si un administrativo del montón se equivoca de manera llamativo se gana un despido, si un médico se equivoca tenemos derecho a pedir responsabilidades (lo que no garantiza que te resarzan), si un restaurante intoxica a su clientela seguramente se exigirá el cierre del local y la ruina de sus dueños... pero si una ley de educación destroza academicamente a una generación... no pasa nada! Si un gobierno participa en la quiebra de sus habitantes... no pasa nada! Si un organismo internacional hunde en la pobreza, aún más a un país del tercer mundo, destrozando su mercado interno y endeudándolo hasta las trancas... no pasa nada! En estos casos no hay responsables, y por supuesto a nadie se le pide que al menos tenga un poquito de este gran concepto: prudencia... Ya lo dije, TREMENDO.
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2 comentarios:
Dudo yo bastante de lo bueno de las intenciones a la hora de hacer las leyes de educación...
Por otra parte, me gustaría comentar una cosa sobre la prudencia. La veo tan necesaria entre quienes vivimos en sociedad, q podría considerarse casi obligatoria. Y sin embargo, lo divertido por chocante que se vuelve la vida cuando nos olvidamos de ella y le pegamos una patada a lo políticamente correcto... Es sólo una ensoñación.
Un beso
A veces lo imprudente es el no pegarle una patada a lo politicamente correcto, el no hacer nada... A veces hay una sutil pero necesaria diferencia entre la prudencia y la cobardía... me encantan las ensoñaciones, tú sabes.
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